miércoles, 19 de marzo de 2014

El modelo de la no decisión (racional)

El modelo de la no decisión racional, parte de la concepción tradicional de la decisión desarrollada por un individuo concreto, para el cual nada es imposible. Y de un mundo donde todas las decisiones se mueven dentro del ámbito de la libertad. Para quienes postulan este modelo a libertad es un elemento poderoso que ni las teorías metodológicas actuales han podido derrumbar y sigue siendo uno de los bastiones que colocan a la decisión dentro de la categoría de feudo de un humanismo tradicional amenazado (Sfez, L. 1984: Introducción).


Para Lucien Sfez, es necesario buscar las respuestas a dos preguntas fundamentales: 
  1. ¿Por qué esa resistencia tenaz [de la decisión] a todos los embates teóricos? 
  2. ¿Por qué la decisión sobrevivirá a una "critica de la decisión"? 
Como una posible respuesta a estas preguntas, él asigna a la decisión cuatro funciones en la sociedad actual:
  • La decisión permite que el decisor actúe;
  • La decisión tiene por función permitir que el actuado, soporte al mundo;
  • La decisión tiene por función fragmentar los actos estatales en otras tantas competencias respectivas, incluso a veces competidoras; y
  • La decisión tiene un papel de preservación social.

La decisión es el arma legendaria de los gobernantes. Pertenece a quienes dicen y enuncian, saber y poder están confundidos; esta cualidad confiere una resistencia poderosa y funcional a la decisión. La resistencia de la decisión descansa primeramente en una racionalidad, en la cual se pueden distinguir tres momentos; a) el de la elección, b) la deliberación, y c) la decisión. Estos momentos concretan un modelo de pensamiento universalista y que es precedente a la ejecución o la acción.

Para Sfez, a pesar de que estos momentos se integran en una línea, desde su origen hasta el resultado de la decisión, ¿no existen otros esquemas filosóficos, económicos o de ciencia administrativa para la acción individual? El agrega, en realidad existen otras propuestas tendientes a derrotar a esa simplicidad austera de y pura de la razón llamada cartesiana. A estas propuestas él desea añadir la propia, con el deseo de hacer vacilar los viejos principios, opiniones, creencias asociadas a la existencia de un sujeto creador, monofinalista. En una visión dicotómica, opone a la linealidad, la visión sistémica; a la monoracionalidad, la multiracionalidad; y a la libertad monofinalista, la acción histórica e individual. Bajo esta perspectiva, todos estos elementos llevan implícitos, el deseo de construir una teoría política del "sobrecódigo" como primer esbozo de explicación del cambio social.

Para iniciar su crítica Sfez, establece la categoría de preteoría y la emplea para designar a todos aquellos análisis teóricos bastante elaborados -se refiere a los estudios de March y Simon, Cyert y March, Lindblom entre otros- con una orientación crítica que enfatiza las incoherencias del proceso decisorio. Él ubica como origen tiempo-espacial de estas preteorías a la Francia de principios del siglo XVII. Donde se desarrollan los temas referentes a la discursividad, racionalidad, libertad y fragmentación de los momentos de la decisión. Esta preteoría ha permeado diversos ámbitos de la práxis, esta preteoría ha fraccionado la decisión en varios momentos; privilegiando a la decisión sobre la ejecución.

Este fraccionamiento se hace evidente en la práctica institucional administrativa; en la constitución de sectores como el legislativo, el ejecutivo y el judicial. Y siguiendo a Gaston Bachelard; Sfez encuentra que existe un momento en el que el "reflejo" de la práctica en el conocimiento objetivo se topa con un "obstáculo epistemológico". Es decir esta idea del obstáculo se relaciona con un punto de resistencia a nivel teórico que ubica a todo el sistema frente al peligro de fragmentarse.

¿Cómo superar este problema? La respuesta dada por Bachelard es que el pensamiento teoriza, desplazando el problema, o peor aún, evita el planteamiento del problema; y se afirma, que a esta última tarea se orientan las tipologías y las clasificaciones.

En el campo de la decisión, todos estos estudios que buscan salvar las apariencias, llevan el sello de una práctica teorizada en la medida en que reflejan la ideología tecnocrática y su lema consiste en "la especialización del saber".

Hasta aquí se dejará el análisis, de la no decisión racional, ya que Sfez se avoca a problemas de mayor envergadura, cuestiones referentes a la construcción de una teoría crítica que rompa epistemológicamente con una preteoría, con la práctica y con las prácticas teorizadas. Conceptos y procupaciones que en la actualidad están en la mesa de discusión, desde la visión sistémica de Luhmann hasta la teoría Habermaniana de la acción comunicativa. Y en este amplio recorrido se encuentran posiciones tan disímbolas como las de Weber, Parsons, Piaget, Austin, Alexander, Chomsky, Appel, la escuela de Frankfurt, A. Giddens, entre muchos otros teóricos.

El modelo de la no acción racional ubica a los sujetos dentro del mundo en una situación fatalmente dada. Donde sus acciones logran poca o nula incidencia en su realidad, aunque esto no quiere decir que el sujeto no decida, simplemente Sfez destaca que el impacto de sus decisiones no transforman su contexto. Los hombres aceptan un modelo del mundo como impuesto, lo que él llama el sobrecódigo. Este modelo recupera el viejo adagio Weberiano -The iron cage- de la jaula de hierro, de la racionalidad extrema dentro de una organización burocrática. Donde la racionalidad, al interior del modelo, se presenta como una multiplicidad de racionalidades en franca oposición a la racionalidad lineal; racionalidad que supone una continuidad del movimiento, un orden, una sucesión y un engendramiento de los movimientos que el entendimiento puede percibir; pero no los sentidos, pues el orden es asunto de razón (Sfez, 1984: página 40).

Por último este modelo considera a la decisión como elemento de dominación y en consecuencia, reduce al mundo a una dicotomía donde sólo existen: los dominadores y los dominados.

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