miércoles, 19 de marzo de 2014

El modelo racional

El modelo racional es una de las primeras aproximaciones del hombre para aprehender su realidad se sustenta en la observación de ciertas regularidades que se presentan en la naturaleza. Este enfoque exige del individuo decisor un conocimiento claro acerca de:

  • Su sistema de preferencias (sustentado en criterios, códigos axiológicos, ontológicos y experiencias);
  • Las alternativas, los eventos incontrolables, los resultados;
  • El comportamiento de los elementos del universo que hacen a esos conceptos;
  • Una forma de medir esos elementos y sus preferencias;
  • Una metodología suficientemente rigurosa para llegar a apreciaciones razonablemente aceptables y suficientemente flexible para abarcar la tremenda complejidad que el proceso decisorio implica; y
  • Una cantidad adicional de variables, elementos, funciones y métodos -que no se detallaran aquí (Pavesi, 1978: página 27).
El decisor contempla el universo desde dos perspectivas distintas, una visión a priori y una a posteriori. En la visión a priori, se analiza el universo existente en ese momento y/o en cualquier momento posterior (futuro). En la perspectiva a posteriori, se cuestiona el universo existente en ese momento y/o en cualquier momento anterior (pasado).

Todos los elementos anteriores, requieren la construcción de un modelo simplificador de la realidad o en palabras de Pedro Pavesi, un modelo de la situación. Este modelo cuenta entre sus elementos principales los que a continuación se relacionan:

  • El sistema-objeto, sobre el cual ha de recaer la decisión.
  • El sistema-sujeto, o decididor.
  • Los objetivos y su grado de obtención o realización que forman los resultados.
  • Los cursos de acción o las alternativas, esto es, un mapeo de las alternativas de comportamiento (elemento fundamental, ya que al no existir una gama de alternativas, sino una sola, no podemos hablar de decisión.
  • Los estados de los universos inciertos que condicionan los resultados y su grado de eventualidad.
  • Los decididores oponentes o cooperativos y sus propios cursos de acción.
  • Las restricciones impuestas al comportamiento de esos elementos (Pavesi, 1978: página 14).
    Con estos supuestos se busca la optimalidad, el máximo beneficio o la máxima gratificación.
    Para esta visión, el tiempo tiene una doble dimensión, un doble calendario. El tiempo del observador y el tiempo del Universo.

    El estado del universo debe definirse con respecto a dos dimensiones temporales: los momentos de observación, y el aquí y ahora. De esta forma, el objetivo es definido y los momentos de referencia correspondientes a los estados de tiempo asignados al Universo. Esta visión del tiempo, tiene como premisa que todo pensamiento analítico se desarrolla en el presente.

    En párrafos superiores se revisaron las características del modelo racional de un decisor. Ahora se revisará el caso dentro de este modelo para la decisión colectiva.

    Dentro del modelo racional la decisión colectiva, es tan sólo una sumatoria de las decisiones individuales. Esto se logra a través de un criterio de mixtura determinado, donde se transforman las preferencias individuales en colectivas.

    Como se observa este modelo responde a una racionalidad tradicional donde los medios y los fines están establecidos de una manera clara y transparente. Ninguno de los elementos de decisión es cuestionado por el que decide.

    La complejidad de la realidad, se hace inteligible para el individuo, a través de la aplicación de su raciocinio y de metodologías que reducen el universo a una serie de alternativas perfectamente delimitadas, y por lo tanto, mesurables. Esta capacidad de racionalidad ilimitada que el modelo confiere a los decisores, permite la concepción de todos los posibles caminos e impactos generados por las diversas alternativas disponibles.

    Este modelo es muy criticado desde diversas ópticas (por caracterizar a los seres humanos con una racionalidad ilimitada). El argumento fundamental esgrimido por los críticos, es que este modelo sólo se cumpliría sí todos los individuos tuviesen una visión homogénea del mundo. Y esto sólo sería plausible si todos los individuos compartieran los mismos códigos de valores.

    El crítico que ubica en el centro del debate al modelo racional es Herbert Simon quien enfatiza sus observaciones en torno al concepto clásico de la racionalidad que exige severas demandas al tomador de decisiones. Simon opina al respecto, este organismo decisor debe ser capaz de asignar a cada posible resultado un pago y también comprenderlos de manera suficiente para no dejar ningún espacio al surgimiento de consecuencias no-anticipadas (Simon, 1989).

    A pesar de todas estas críticas se puede decir que éste modelo es la base y sostén de todos los modelos posteriores. También es necesario destacar que algunos autores racionalistas, han recuperado estas críticas flexibilizando sus modelos y admitiendo las limitaciones a las cuales se enfrentan en una realidad ambigua y cambiante.

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